El anís se utiliza en terapéutica desde hace varios miles de años. Es una planta herbácea de 60 ó 80 centímetros de alta, sus flores son blancas; aromáticas y crecen agrupadas, crecen formando ramilletes. Esta es una planta muy exigente que sólo crece en emplazamientos cálidos, soleados y protegidos. Muchas veces las heladas tardías la perjudican. El suelo debe ser rico en humus y mullido. La siembra es en abril. Se recolecta cuando las semillas empiezan a ponerse oscuras.

 

El anís se pone a secar debajo de un tejado y se extraen las semillas por medio del vareo.

 

Las semillas, así como la esencia que se extrae de ellas, son uno de los constituyentes de los medicamentos contra la tos y los resfriados. También se utiliza en la industria alimentaria para la fabricación de dulces y pasteles; conservas de hortalizas y la elaboración de licores.

 

El anís tiene propiedades carminativas, antiespasmódicas, sedantes, expectorantes y antiinflamatorias. También tiene propiedades diuréticas. Para los gases o flatulencias, se recomienda tomar una infusión de anís. Se prepara: una cucharada de semillas de anís, dejad hervir dos minutos, tapad y dejad en reposo cinco minutos más. Se toma una taza de infusión de anís después de las comidas principales.