VIIII El Ermitaño

Corresponde al número 9

 

El propósito del Ermitaño es ir a ver la aguja de la balanza (la Justicia), para ver que es lo que pasa.

El Ermitaño implica el desarrollo de una actitud nueva de interiorización. Con el Ermitaño se aprende a suspender la valoración, lo que se trata es de observarlo. Y también se trata de DEJAR-SE SER. Es una carta que nos tenemos que dejar fluir. También se trata de no valorarse, ni forzarse, sino de observarse.

"Escuchar, es dejar que el otro hable".

"Todo lo que escuches déjalo ser".

"Lo que bloquea la valoración son los esquemas impuestos, por esos esquemas, no nos dejan descubrir".

El Ermitaño no trata de convencer a nada ni a nadie, se tiene conciencia de todo. El Ermitaño se tiene a SI mismo, siempre está situado en medio de la circunferencia. El Ermitaño se deja SER.

Una vez que una persona se encuentra en el número 8, no puede regresar, porque ya no eres lo que eras.
El retorno del número 9 ayudará a salir del número 8, y el número 10 tiene la respuesta.
El número 9 es una carta terminal.

El Ermitaño se retira hacia adentro, sin saber lo que se va a encontrar.

Uno quiere ir hacia allí, pero lo importante, es saber cómo se va. Todo es natural.
No requiere esfuerzos, puesto que no sirven para nada. Cada vez que haya un esfuerzo, no avanzará en su camino.

En la religión Islámica dice:
"El Imás es Adán, la búsqueda del Imás es la búsqueda de aquel que habita en Mí, sin saber que habita".

El Ermitaño es el propio guía que habita en nosotros mismos.