LA LUNA Y LA GRAN MADRE.

por Raquel« volver atrás

La Luna es la diosa que nos conduce al mundo nocturno, donde yacen los sueños y las emociones más íntimas, también la intuición y toda sensación capaz de atraparnos en nuestro propio laberinto interior. Sus fases representan las etapas de la vida, desde el nacimiento con la Luna Nueva hasta la muerte en la Luna Vieja.

Luna Nueva

La Luna  Nueva se consideraba la primera Luna que aparecía en el cielo, su forma, un delgado semicírculo, aparecía después de la Luna Vieja. Abarca el periodo creciente hasta el plenilunio o Luna Llena. El plenilunio es una fase lunar que sucede cuando nuestro planeta se encuentra situado exactamente entre el Sol y la Luna.

No podemos seguir hablando de la Luna sin citar a La Gran Madre, es decir, La Diosa Madre, la Tierra., diosa por excelencia cuyos regalos son preciosos y su fertilidad inagotable, sus leyes son inviolables y sagradas. De su seno brota la vida y a él ha de retornar. Nacimiento; Procreación y la Muerte le pertenecen, todo ello está reflejado en ese espejo que es la Luna errante, por eso Tierra y Luna es la misma diosa, adorada por numerosas culturas y ensalzada por los poetas como deidad fecunda y a la vez mortífera, no es de extrañar que la Luna ocupe en todas las culturas un lugar privilegiado en comparación con el Sol y con los restantes planetas

La Gran Madre, la Tierra

Es la divinidad más importante; es la diosa Cibeles, que asimiló a Gaia y a Rhea, Madre de los dioses, hombres, animales y plantas, cuyo poder abarca la naturaleza entera. Cibeles, adorada también en la Creta de Minos, era la misma fecunda diosa cuyo poder se extendió por toda Roma, compitiendo con el poder del propio Júpiter, ya que, ambos dominaban el mundo.

La Gran Madre, existía por sí misma, y no había tenido madre, reina del cielo, de las lluvias fertilizantes y del mar. También señora de las vendimias, de los terrenos donde se cultivaban los cereales y de las minas. Enseñó a los hombres a trabajar la tierra y  los metales. Regulaba el destino de los hombres y los protegía contra el espíritu del mal, pues su carácter era magnánimo y bondadoso, siempre estaba dispuesta a socorrer a quienes la invocaban.

En muchas culturas la nombran frecuentemente al referirse a Rhea, a Gaia, e incluso a Deméter. Esta diosa tenía una particularidad que no tenían las otras tres, su poder nacía de la tierra salvaje y libre, el mismo poder que ofrecen las montañas. Era diosa y señora de las cimas y de los territorios impenetrables y solitarios de los bosques.

Atenea, Hestia, Artemisa, Rhea, Gaia, Deméter, Afrodita, las Moiras, todas ellas son esta  Diosa Madre en sus diferentes facetas y, su reflejo celeste es la Luna.

Raquel.