Comúnmente, arbusto de 2 ó 3 m de altura, se hace árbol cuando se deja crecer a sus anchas, mayormente donde halla tierra substanciosa y agua abundante, en los torrentes de las umbrías mediterráneas. Sus ramitas son jóvenes y de color encarnado y, las hojas perennemente verdes.
Se cría en los bosques de encinas o de alcornoques. Florece a finales de verano o con las primeras lluvias otoñales, los frutos maduran al año siguiente, cuando la planta vuelve a florecer.
La corteza del madroño contiene abundantes materias tánicas, por lo cual se utiliza como curtiente. Las hojas y los vástagos jóvenes tienen también la misma cantidad de taninos.

 

Virtudes
Las hojas son astringentes, lo mismo que la corteza, son también antisépticas, sobre todo del aparato urinario. Se usan, por tanto, para combatir las diarreas y disenterías. Su empleo es: 30 gramos de hojas o de corteza, secas, por cada litro de agua, que se hierven durante un cuarto de hora, luego, dejar macerar hasta que se enfríe el líquido. Tomar de 3 ó 4 tazas al día de este líquido en casos de diarrea intensa. Los frutos del madroño son comestibles, pero, poco gratos para el paladar, se comen preferiblemente cuando están muy maduros porque se ablandan y se vuelven más sabrosos. Se recomienda comer en poca cantidad, ya que, si nos pasamos produce dolor de cabeza.