Es una planta bienal o plurianual, lampiña y de un color verde glauco, con el tallo endurecido y casi leñoso al envejecer, en la parte baja, con hojas grandes, algo carnosas, de verde más o menos dividido. Su floración es desde marzo o abril en adelante. El hombre come y usa berzas para sanar sus males desde tiempo inmemorial. Los griegos le atribuyeron la virtud de aumentar la leche de la madre en la crianza de sus bebés; cinco días después de dar a luz, en un ágape galactógeno de ritual, se les daba de comer con aquel objeto.

 

Se cría

Silvestre en los roquedos próximos a las costas atlánticas europeas, en Francia, Gran Bretaña, Irlanda...

 

Se usa

Contra el escorbuto, por la gran cantidad de vitamina C de la planta fresca, tomada cruda. Si machacamos unas hojas frescas de berza y colamos el zumo previamente endulzado con azúcar, tomándolo recién obtenido y sin calentar, se estima un buen remedio para los catarros bronquiales. Si cogemos una hoja de berza fresca, previamente sometida a un ligero prensado con un rodillo de amasar o rodando sobre ella una botella cilíndrica, y aplicamos la hoja sobre una llaga, dícese que pronto la hace curar.